lunes, 5 de mayo de 2014

LOS HERMANOS CARDOZO

Encontré esta nota en internet buscando material sobre la murga. No conocía mucho sobre la vida de Tabaré, Yamandú y Martín Cardozo, los tres hermanos que crearon la Catalina y que son como el símbolo de lo que representa este grupo. En esta entrevista se puede sentir la alegría, el humor, el cariño por la familia y hasta el compromiso político que cuentan sin importarles si les puede traer amigos o enemigos.
La quiero poner en el blog porque me hizo reír, me dejó conocerlos a ellos de otra manera y más que nada porque me di cuenta después de leerla que ellos, los "ARTISTAS" son personas como cualquiera de nosotros y pudieron cumplir su sueño y tener éxito y seguir siendo humildes.
Acá la dejo y ojalá la disfruten tanto como yo...



Nota a Tabaré, Yamandú y Martín Cardozo por la revista "Domingo".


LA "TRIBU" DE LOS HERMANOS CARDOZO


Suenan sinceros cuando dicen que nunca podrían haber imaginado todo lo que pasó a partir del éxito de Agarrate Catalina, la murga que inventaron de la nada y con la que ganaron varios premios en el Concurso Oficial de Carnaval. El fenómeno incluye giras por la región y Europa, libros y discos editados, fans con su logo tatuado en el cuerpo, ellos convertidos en ídolos pop. Artistas que viven de su arte, toda una revolución.
Hijos de un pastor metodista y una maestra, en la casa de Tabaré (40), Yamandú (33) y Martín (29) Cardozo se respiraba música y cantarolas. Las reuniones familiares eran eternas y en los cumpleaños infantiles nunca faltaba la función de títeres caseros que su padre improvisaba usando la carcaza de un viejo televisor como escenario. Su madre ejercía el rol de "productora ejecutiva", acarreando a los niños de un lado al otro para generar expectativa. Cuando no era la guitarra el factor de comunión, aparecían las historias de sus antepasados indígenas. Contaba la leyenda que su abuelo Leoncio era nieto de un Cardozo que "andaba a monte y era como un indio". Hoy, resulta difícil discernir entre realidad e imaginación.


-¿Cuál es la explicación detrás de sus nombres?
Yamandú: Parece que hay un componente de sangre nativa por parte de la familia de mi viejo, pero en teoría eso no fue determinante. Les gustaba la musicalidad, el hecho de que fueran del pueblo originario que habitó estas tierras…
Martín: Todos argumentos preciosos para dejar un hijo afuera. Había más nombres de indios para mí, pero a mi vieja no le gustaban. Estaba Uruguay, pero como yo nací en el 81, en plena dictadura, no los convencía. También Zapicán, que no estaba mal, y Caracé, que con Cardozo daba para que me jodieran en la escuela y me dijeran "Caracé-Ca". Después me enteré que Martín está buenísimo porque es un homenaje a un amigo de mi viejo que lo ayudó mucho cuando él estuvo en cana. Con esa explicación quedé contento, aunque de chico me lo podían explicar mil veces que me iba a enojar igual.

-¿Cómo eran los cuentos de sus antepasados indígenas?
Tabaré: Mi abuelo Leoncio siempre nos agarraba a los primos más grandes y nos mentía descaradamente. Por ejemplo, mi abuela preparaba un pollo para comer y él nos decía que era puma, que lo había cazado con sus propias manos y que su abuelo le había enseñado a cazar. Hasta nos mostraba unos guantes, que eran de la construcción, o sea, muy mentiroso pero muy convincente. La mitad debe ser sangre y el resto todo mentiras. Pero, por otro lado, lo mirabas y tenía el pelo bien lacio y largo, los pómulos salientes y era narigón… O sea, como yo pero canoso.

Pasaron su infancia en el Buceo, viviendo en la casa de su abuela, otro ejemplo de creatividad. Cosía y hacía muñecos de peluche que vendía en la vereda, el almacén de la esquina o el refilón de la ventana de su dormitorio. "En eso estaba muy presente el tema de la creatividad. Nosotros íbamos con ella a comprar las telas, los ojos, los hocicos. Era como tener Taiwán en la casa", recuerda Yamandú. Pero el negocio nunca fue rentable "por problemas de marketing", bromean sus nietos. "Venía bien hasta que empezó a modernizarse y quiso hacer, por ejemplo, a Alf. Cuando me lo dio compré que era Alf, pero cuando vi el original que tenía un compañero… ay...", dice Martín.
Su padre también siempre mostró gran manualidad. Siendo chofer de Emaús sabía convertir un par de fierros viejos en unas "bicis únicas" en el barrio. Su madre era ingeniosa, pero en un sentido diferente. Como "estaba en contra" de que sus hijos cruzaran la calle solos implementó un sistema por el cual cada uno llevaba un silbato colgado al cuello. Lo tenían que hacer sonar cada vez que terminaban de jugar "en el campito".

- Sus padres siempre estuvieron muy volcados a la obra social. ¿Cómo se vivía eso en su casa?
Tabaré: Tuvimos mucho campamento de la Asociación Cristiana donde los contrataban a mis viejos como recreadores. Ellos iban como educadores y nosotros pasábamos las vacaciones. No hacíamos nada y teníamos derecho a todo.
Yamandú: Eso tiene mucho que ver con cantar, hacer sketchs, fogones, siempre estaba en la vuelta eso. Por edad y por necesidad de…
Tabaré: ...levantar minas y chuponear… La única manera era tocando la guitarra. En el barrio yo no estaba muy bien considerado, si para cruzar la calle me hacían sonar un pito, imaginate. En los campamentos donde no me conocía nadie, tocaba la guitarra y chuponeaba como loco.

-¿Y ustedes dos qué hacían?
Martín: Yo jugaba, era un niño. Tabaré nos fue metiendo, casi sin querer, en el mundo artístico. Él era el más grande y nosotros le copiábamos.

-¿Qué lugar ocupaba la religión en sus vidas?
Martín: Mis viejos son de esos tipos que dedicaron su vida a ayudar gente, nunca se preocuparon por hacer un mango.
Yamandú: Ellos están muy convencidos de su fe pero no intentaron convencernos ni adoctrinarnos ni llevarnos de las narices hacia eso. Obviamente crecimos en esos valores, pero sobre todo remarcando la solidaridad y la justicia más que la religiosidad. Nunca nos obligaron a ir a la iglesia ni a profesarnos por ninguna fe, incluso teníamos la opción de no creer.

Los tres coinciden en que: "De todo lo que hace mi viejo, nosotros no hacemos nada". Ellos, en cambio, son artistas y viven sin una rutina y un sueldo fijo. Empezaron a los veintipico, después de años dedicados al Play Station. No aportaron "un peso" en la casa, salvo barrer o lavar los platos cada tanto. Y también son diferentes en cosas más banales, como no saber manejar.
En su vocación artística Tabaré ocupó -y aún ocupa- un rol fundamental. El mayor llevaba la batuta y los menores lo seguían. Del teatro joven a Falta y Resto, luego Contrafarsa, de allí a La Eterna Madrugada, poco después en La Clarinada (junto al Canario Luna), hasta finalmente formar Agarrate Catalina  en 2001.

-Para sus padres no debe haber sido fácil asumir que tenían tres hijos artistas.
Yamandú: Siempre apoyaron la búsqueda de nuestra felicidad. Mis viejos son de familias muy laburantes y muy humildes.
Martín: El motor artístico fue Tabaré, no creo que yo hubiera sido artista sino hubiera sido por él. Seguramente mi responsabilidad ante mis viejos o ante la sociedad hubiera disuelto mi artista y hubiera terminado en otra cosa.

-¿Los salvó Agarrate Catalina?
Yamandú: Armamos la Catalina para todos los abatatados que no nos animábamos a salir con otra murga.
Martín: Ese primer año yo no subí al escenario, no me veía como murguista. Me encantaba verlas, pero yo estaba muy rocanrolero y metalero, me vestía solo de negro. Entregarme a los colores me costó.

-¿Quién asignó los roles de cada uno?
Yamandú: Todos querían estar, pero no había letra. Llamé a Tabaré y le pedí que me escribiera la murga. Y él, como buen hermano, me dijo que no. Me empujó a que hiciera cosas y me enseñó a escribir, romper y tirar.
Martín: El éxito de los espectáculos de la Catalina es que los tipos no se casan con una idea suya, a veces se pelean para que vaya lo que escribió el otro. Se va depurando hasta que se llega a un texto que está mortal.

La murga creada por los hermanos Cardozo se fue convirtiendo en un fenómeno del carnaval uruguayo. Así fue que "la Cata" ganó en 2005, 2006 y 2008. No salió en febrero de 2009. Volvió en 2010 y en agosto de ese año se constituyó como Cooperativa Artística: sus integrantes aportan al BPS y tienen cobertura médica. En 2011 se llevó el primer premio una vez más. Pero en el interín la coyuntura política del país cambió: en 2005 la izquierda se convirtió en gobierno por primera vez en Uruguay. El Frente Amplio era oficialismo, ya no oposición.

-¿Cómo se adaptó la Catalina al nuevo escenario político?
Yamandú  Me parece que las murgas han mantenido la independencia artística y no han sido brazos artísticos del Frente Amplio.
Tabaré: El jingle que nosotros hicimos para el Pepe, por ejemplo, nunca lo incluimos dentro de nuestro espectáculo. Es cierto que cuando la izquierda gana el poder, a todas las murgas se nos tambalea el piso. Por un lado está el mandato del Dios Momo que dice "debes criticar al gobierno, hijo mío" y por el otro el de la militancia de decir "pero yo quería que esto ocurriera.

-Hay quienes dicen que Agarrate Catalina es la murga del Pepe. ¿Qué opinan?
Yamandú: Tabaré y yo, que fuimos los que hicimos la letra del jingle, creíamos y seguimos creyendo que el Pepe era el presidente que nosotros queríamos para Uruguay. De ahí en más, si veíamos que él o su gobierno patinaban y creíamos que teníamos que pegarle lo íbamos a hacer.

-¿Han hablado de sus imitaciones con él?
Tabaré: Es un tipo muy inteligente que no precisa que nosotros le expliquemos nada. Además, no tenemos que rendirle cuentas a nadie. Nosotros, por suerte, le hemos pegado a todos los gobiernos y siempre lo hemos hecho con cierto cariño, desde el lado del humor y el respeto. Escribimos sobre (Jorge) Batlle, sobre los jóvenes blancos, al punto que gente del Partido Nacional se ha hecho hincha de la murga, y no por eso somos la murga del Partido Nacional.

-¿Se cuestionan el hecho de ser una murga de izquierda para gente de izquierda?
Yamandú: Nos proponemos ser inclusivos. Hay un cuplé que hicimos en 2007, se llama "Las banderas", que hablaba de la necesidad que tenemos los seres humanos de alinearnos momentáneamente bajo una bandera, odiando al que está enfrente, pero las alianzas cambian. Lo que intentamos es no ser agresivos porque sí, eso no quiere decir restar convicción ni sustancia en la crítica o en la caricatura.

-Pero siempre hay un mensaje detrás de las críticas…
Tabaré: Si eso significa una bajada de línea, no. Yo tengo una tendencia humanista y si me tengo que definir entre la izquierda y la derecha, soy un tipo de izquierda. Pero eso no me limita para mirar la realidad, si la izquierda se manda una cagada la voy a denunciar y si la derecha tiene una propuesta que está buena la voy a escuchar con atención.
Yamandú: El mensaje está siempre desde un nivel de horizontalidad. Compartimos convicciones profundísimas, dolores, alegrías, miedos, certezas. Escribimos con el corazón en la mano y lo metemos adentro de un papel...







5 comentarios:

  1. Buen trabajo, Camilo!. Sería interesante que incluyeras la encuesta, para "medir" qué pasa con esta murga y los Cardozo entre estudiantes, profes, funcionarios del liceo. Intercambiar con los blogs de otros compañeros que trabajan sobre tus artistas, sin duda será enriquecedor para todos. Arriba y a seguir trabajando!!!

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  2. Estoy feliz porque vuelven ,volveré a los tablados.

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  3. Una pregunta alguien sabe o me puede decir si tabare está o no de novio o con pareja porfavor graciasss

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  4. Tu viejo en cana y tu madre contigo en la panza acudiendo a Los ensayos de La Soberana . Salù Tabaré !!!

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