domingo, 12 de octubre de 2014

Antes de empezar… me gustaría poder aclarar la manera en que tengo que encarar esta elección de la obra.
Para mí son varias obras que terminan en “la” obra elegida.
La primera obra de mi artista es el espectáculo completo, “Gente Común”, dentro de ella está la obra que elegí que es “La Violencia” (se puede llamar canción, cuplé, poema musical, como le llegue a cada uno). Y juntando las dos anteriores llego a la obra final que es el videoclip de “La Violencia”, donde, según creo personalmente, mi artista logró juntar varias artes en una: la música, la poesía y el cine.
Al no tratarse de un artista convencional, tuve que encararlo de esta manera. Ahora sí…

Agarrate Catalina y…



“LA VIOLENCIA” EN MI BIOGRAFÍA


En el año 2011, Agarrate Catalina presentó el espectáculo “Gente común”, y dentro de él, el cuplé, la canción, la obra de arte, para mí,  sin dudas- llamada “La Violencia”.
Como pasó desde la primera vez que vi a la Cata, siempre ese primer encuentro entre mi murga y yo era en febrero, de noche y en Carnaval.
Pero esta vez fue distinto, porque siempre la había visto por la televisión y desde mi casa. La casualidad o la suerte hizo que esa vez fuera al Teatro de Verano y pudiera verla en vivo.
No sé si habrá sido porque era la primera vez que veía a la Catalina en el Teatro o porque mi sentimiento por la murga cada vez crecía más pero ese espectáculo me pareció el mejor de todos…
Y cuando llegó el momento, no me olvido nunca más, que Yamandú empezó a recitar y comenzó a sonar la música del bombo y el platillo a mí se me empezó a erizar la piel de a poquito.
Mientras la murga empezaba a cantar LA CANCIÓN me acuerdo que me empecé a parar del asiento despacio y no podía dejar de mirar ese escenario totalmente rojo y a mis artistas, o a MI ARTISTA, diciendo y sintiendo una letra que era una piña al corazón.
La advertencia de Yamandú, al principio de la obra, por las palabras que iban a usar, palabras fuertes, “violentas”… era cierta, pero no eran malas palabras, como después dijo la gente. Eran palabras reales, claras y que lograban hacerte doler la canción.
Ahora que cuento esto también me acuerdo del nudo en la garganta y los ojos con lágrimas… no quería llorar, pero todo aquello era fuerte.
No dudé en ese momento y tampoco dudo ahora en elegir ese momento, esa obra como lo mejor de mi artista.
Lograron todo con esa canción. Reventarnos la cabeza con la letra y con la música, y más que nada, lograron que cualquier persona que la escuche no pueda permanecer indiferente. Te puede gustar, la podés adorar, podés asquearte, o como a mí… la podés grabar para siempre en tu memoria. Pero indiferente no queda nadie, a todos les va a provocar algo.
Cuando terminó la canción, el Teatro estalló en un aplauso que hizo que murga, artistas y nosotros sintiéramos que el objetivo de la canción se había cumplido.
Lo que nos quiso decir la Catalina… lo habíamos entendido.
El escalofrío me siguió durante mucho rato. La música fuerte, como golpes, como piñas, te retumbaba en los oídos.
Las luces rojas sobre el escenario, que perdían a los artistas en el escenario, parecían haber convertido todo en un mar de sangre.
Las voces de los artistas, para mí en el momento más impresionante de su carrera, de golpe fue como si fueran una sola voz.
Y la letra… uy… la letra. Me hablaron de algo que uno cree que no tiene y tiene, de alguien que ahí no tenía nombre pero a lo mejor podía ser alguno de mis amigos.
Me habló de la muerte, de la falta de esperanza, de repetir historias de padres a hijos, de matar o morir.
Pero también me dijo que todos somos culpables de esa violencia que mata y que muere
Que todos somos balas, gritos, golpes, indiferencia.
Todos somos esas alcantarillas, todos somos a veces integrantes de esa banda descontrolada, todos somos esas malas palabras, todos estamos metidos en esa sociedad hipócrita que también mata y no siempre con balas.
Me contó en tres minutos una historia, una vida, y… aunque parezca loco yo logré verla.
La violencia usada para defender lo que se ama, supuestamente en una tribuna, hinchas cantan su odio hacia otros hinchas que son iguales a ellos y sin embargo, son sus enemigos.
La violencia del que viene de una historia de miseria, que vive una realidad de desprecio, que fue echado del sistema, que sobrevive en una sociedad que lo quiere destruir pero también lo necesita.
La violencia final de la muerte, que mata al policía y al chorro, a la víctima y al victimario… y uno no sabe quien es quien.
Y al final, la peor violencia, la que vivimos todos, la que practicamos todos, la violencia de la violencia que se hace costumbre y ya no nos asombra.
La que vemos en la televisión, en los noticieros, en las canchas, en la calle y ni siquiera nos llama la atención. La violencia de la indiferencia que nos mata todos los días un poco.
Me fui del Teatro con los ojos llenos de una luz color rojo sangre y con los oídos llenos de palabras que me dejaron mudo.
Me fui lleno de “Violencia”, de realidad, de dolor, hasta de vergüenza.

Pero también me fui lleno de arte, porque si algo busca un artista de verdad es golpearte el corazón con su obra, y a mí, la Cata esa noche me dio un piñazo de emoción en el medio del pecho, y como siempre… aplaudiéndola, le di las gracias.



La  Violencia  siguió  creciendo


La Violencia le trajo a la Catalina críticas y elogios.
Los “cultos” de siempre se escandalizaron con las “malas palabras”… como si como dijo Yamandú “se pudiera hablar de la violencia de otra manera”. Los moralistas de siempre no se sintieron tocados por ver la realidad tan claramente reflejada, quizás porque no quisieron hacerse cargo de su “cuota” de responsabilidad en La Violencia y por eso era más fácil sentirse ofendidos por las malas palabras.
Por suerte, fueron unos pocos y no lograron frenar la reacción que la gente tuvo frente al mensaje que quisieron trasmitir.
Dos años más tarde, La Violencia seguía tomando otros caminos
Y así fue que una productora decidió hacer un videoclip con la canción.
Se juntaron Agarrate Catalina y No te va gustar. Se juntaron dos artistas “de puta madre” y el resultado no podía ser otro: una gran obra de arte.

A pesar de la violencia de los que condenaron el mensaje, la Violencia creció y siguió recibiendo aplausos.

martes, 19 de agosto de 2014

La canción con la que voy a trabajar de mis artistas (Agarrate Catalina) es un cumple llamado ''La Violencia''

lunes, 5 de mayo de 2014

LOS HERMANOS CARDOZO

Encontré esta nota en internet buscando material sobre la murga. No conocía mucho sobre la vida de Tabaré, Yamandú y Martín Cardozo, los tres hermanos que crearon la Catalina y que son como el símbolo de lo que representa este grupo. En esta entrevista se puede sentir la alegría, el humor, el cariño por la familia y hasta el compromiso político que cuentan sin importarles si les puede traer amigos o enemigos.
La quiero poner en el blog porque me hizo reír, me dejó conocerlos a ellos de otra manera y más que nada porque me di cuenta después de leerla que ellos, los "ARTISTAS" son personas como cualquiera de nosotros y pudieron cumplir su sueño y tener éxito y seguir siendo humildes.
Acá la dejo y ojalá la disfruten tanto como yo...



Nota a Tabaré, Yamandú y Martín Cardozo por la revista "Domingo".


LA "TRIBU" DE LOS HERMANOS CARDOZO


Suenan sinceros cuando dicen que nunca podrían haber imaginado todo lo que pasó a partir del éxito de Agarrate Catalina, la murga que inventaron de la nada y con la que ganaron varios premios en el Concurso Oficial de Carnaval. El fenómeno incluye giras por la región y Europa, libros y discos editados, fans con su logo tatuado en el cuerpo, ellos convertidos en ídolos pop. Artistas que viven de su arte, toda una revolución.
Hijos de un pastor metodista y una maestra, en la casa de Tabaré (40), Yamandú (33) y Martín (29) Cardozo se respiraba música y cantarolas. Las reuniones familiares eran eternas y en los cumpleaños infantiles nunca faltaba la función de títeres caseros que su padre improvisaba usando la carcaza de un viejo televisor como escenario. Su madre ejercía el rol de "productora ejecutiva", acarreando a los niños de un lado al otro para generar expectativa. Cuando no era la guitarra el factor de comunión, aparecían las historias de sus antepasados indígenas. Contaba la leyenda que su abuelo Leoncio era nieto de un Cardozo que "andaba a monte y era como un indio". Hoy, resulta difícil discernir entre realidad e imaginación.


-¿Cuál es la explicación detrás de sus nombres?
Yamandú: Parece que hay un componente de sangre nativa por parte de la familia de mi viejo, pero en teoría eso no fue determinante. Les gustaba la musicalidad, el hecho de que fueran del pueblo originario que habitó estas tierras…
Martín: Todos argumentos preciosos para dejar un hijo afuera. Había más nombres de indios para mí, pero a mi vieja no le gustaban. Estaba Uruguay, pero como yo nací en el 81, en plena dictadura, no los convencía. También Zapicán, que no estaba mal, y Caracé, que con Cardozo daba para que me jodieran en la escuela y me dijeran "Caracé-Ca". Después me enteré que Martín está buenísimo porque es un homenaje a un amigo de mi viejo que lo ayudó mucho cuando él estuvo en cana. Con esa explicación quedé contento, aunque de chico me lo podían explicar mil veces que me iba a enojar igual.

-¿Cómo eran los cuentos de sus antepasados indígenas?
Tabaré: Mi abuelo Leoncio siempre nos agarraba a los primos más grandes y nos mentía descaradamente. Por ejemplo, mi abuela preparaba un pollo para comer y él nos decía que era puma, que lo había cazado con sus propias manos y que su abuelo le había enseñado a cazar. Hasta nos mostraba unos guantes, que eran de la construcción, o sea, muy mentiroso pero muy convincente. La mitad debe ser sangre y el resto todo mentiras. Pero, por otro lado, lo mirabas y tenía el pelo bien lacio y largo, los pómulos salientes y era narigón… O sea, como yo pero canoso.

Pasaron su infancia en el Buceo, viviendo en la casa de su abuela, otro ejemplo de creatividad. Cosía y hacía muñecos de peluche que vendía en la vereda, el almacén de la esquina o el refilón de la ventana de su dormitorio. "En eso estaba muy presente el tema de la creatividad. Nosotros íbamos con ella a comprar las telas, los ojos, los hocicos. Era como tener Taiwán en la casa", recuerda Yamandú. Pero el negocio nunca fue rentable "por problemas de marketing", bromean sus nietos. "Venía bien hasta que empezó a modernizarse y quiso hacer, por ejemplo, a Alf. Cuando me lo dio compré que era Alf, pero cuando vi el original que tenía un compañero… ay...", dice Martín.
Su padre también siempre mostró gran manualidad. Siendo chofer de Emaús sabía convertir un par de fierros viejos en unas "bicis únicas" en el barrio. Su madre era ingeniosa, pero en un sentido diferente. Como "estaba en contra" de que sus hijos cruzaran la calle solos implementó un sistema por el cual cada uno llevaba un silbato colgado al cuello. Lo tenían que hacer sonar cada vez que terminaban de jugar "en el campito".

- Sus padres siempre estuvieron muy volcados a la obra social. ¿Cómo se vivía eso en su casa?
Tabaré: Tuvimos mucho campamento de la Asociación Cristiana donde los contrataban a mis viejos como recreadores. Ellos iban como educadores y nosotros pasábamos las vacaciones. No hacíamos nada y teníamos derecho a todo.
Yamandú: Eso tiene mucho que ver con cantar, hacer sketchs, fogones, siempre estaba en la vuelta eso. Por edad y por necesidad de…
Tabaré: ...levantar minas y chuponear… La única manera era tocando la guitarra. En el barrio yo no estaba muy bien considerado, si para cruzar la calle me hacían sonar un pito, imaginate. En los campamentos donde no me conocía nadie, tocaba la guitarra y chuponeaba como loco.

-¿Y ustedes dos qué hacían?
Martín: Yo jugaba, era un niño. Tabaré nos fue metiendo, casi sin querer, en el mundo artístico. Él era el más grande y nosotros le copiábamos.

-¿Qué lugar ocupaba la religión en sus vidas?
Martín: Mis viejos son de esos tipos que dedicaron su vida a ayudar gente, nunca se preocuparon por hacer un mango.
Yamandú: Ellos están muy convencidos de su fe pero no intentaron convencernos ni adoctrinarnos ni llevarnos de las narices hacia eso. Obviamente crecimos en esos valores, pero sobre todo remarcando la solidaridad y la justicia más que la religiosidad. Nunca nos obligaron a ir a la iglesia ni a profesarnos por ninguna fe, incluso teníamos la opción de no creer.

Los tres coinciden en que: "De todo lo que hace mi viejo, nosotros no hacemos nada". Ellos, en cambio, son artistas y viven sin una rutina y un sueldo fijo. Empezaron a los veintipico, después de años dedicados al Play Station. No aportaron "un peso" en la casa, salvo barrer o lavar los platos cada tanto. Y también son diferentes en cosas más banales, como no saber manejar.
En su vocación artística Tabaré ocupó -y aún ocupa- un rol fundamental. El mayor llevaba la batuta y los menores lo seguían. Del teatro joven a Falta y Resto, luego Contrafarsa, de allí a La Eterna Madrugada, poco después en La Clarinada (junto al Canario Luna), hasta finalmente formar Agarrate Catalina  en 2001.

-Para sus padres no debe haber sido fácil asumir que tenían tres hijos artistas.
Yamandú: Siempre apoyaron la búsqueda de nuestra felicidad. Mis viejos son de familias muy laburantes y muy humildes.
Martín: El motor artístico fue Tabaré, no creo que yo hubiera sido artista sino hubiera sido por él. Seguramente mi responsabilidad ante mis viejos o ante la sociedad hubiera disuelto mi artista y hubiera terminado en otra cosa.

-¿Los salvó Agarrate Catalina?
Yamandú: Armamos la Catalina para todos los abatatados que no nos animábamos a salir con otra murga.
Martín: Ese primer año yo no subí al escenario, no me veía como murguista. Me encantaba verlas, pero yo estaba muy rocanrolero y metalero, me vestía solo de negro. Entregarme a los colores me costó.

-¿Quién asignó los roles de cada uno?
Yamandú: Todos querían estar, pero no había letra. Llamé a Tabaré y le pedí que me escribiera la murga. Y él, como buen hermano, me dijo que no. Me empujó a que hiciera cosas y me enseñó a escribir, romper y tirar.
Martín: El éxito de los espectáculos de la Catalina es que los tipos no se casan con una idea suya, a veces se pelean para que vaya lo que escribió el otro. Se va depurando hasta que se llega a un texto que está mortal.

La murga creada por los hermanos Cardozo se fue convirtiendo en un fenómeno del carnaval uruguayo. Así fue que "la Cata" ganó en 2005, 2006 y 2008. No salió en febrero de 2009. Volvió en 2010 y en agosto de ese año se constituyó como Cooperativa Artística: sus integrantes aportan al BPS y tienen cobertura médica. En 2011 se llevó el primer premio una vez más. Pero en el interín la coyuntura política del país cambió: en 2005 la izquierda se convirtió en gobierno por primera vez en Uruguay. El Frente Amplio era oficialismo, ya no oposición.

-¿Cómo se adaptó la Catalina al nuevo escenario político?
Yamandú  Me parece que las murgas han mantenido la independencia artística y no han sido brazos artísticos del Frente Amplio.
Tabaré: El jingle que nosotros hicimos para el Pepe, por ejemplo, nunca lo incluimos dentro de nuestro espectáculo. Es cierto que cuando la izquierda gana el poder, a todas las murgas se nos tambalea el piso. Por un lado está el mandato del Dios Momo que dice "debes criticar al gobierno, hijo mío" y por el otro el de la militancia de decir "pero yo quería que esto ocurriera.

-Hay quienes dicen que Agarrate Catalina es la murga del Pepe. ¿Qué opinan?
Yamandú: Tabaré y yo, que fuimos los que hicimos la letra del jingle, creíamos y seguimos creyendo que el Pepe era el presidente que nosotros queríamos para Uruguay. De ahí en más, si veíamos que él o su gobierno patinaban y creíamos que teníamos que pegarle lo íbamos a hacer.

-¿Han hablado de sus imitaciones con él?
Tabaré: Es un tipo muy inteligente que no precisa que nosotros le expliquemos nada. Además, no tenemos que rendirle cuentas a nadie. Nosotros, por suerte, le hemos pegado a todos los gobiernos y siempre lo hemos hecho con cierto cariño, desde el lado del humor y el respeto. Escribimos sobre (Jorge) Batlle, sobre los jóvenes blancos, al punto que gente del Partido Nacional se ha hecho hincha de la murga, y no por eso somos la murga del Partido Nacional.

-¿Se cuestionan el hecho de ser una murga de izquierda para gente de izquierda?
Yamandú: Nos proponemos ser inclusivos. Hay un cuplé que hicimos en 2007, se llama "Las banderas", que hablaba de la necesidad que tenemos los seres humanos de alinearnos momentáneamente bajo una bandera, odiando al que está enfrente, pero las alianzas cambian. Lo que intentamos es no ser agresivos porque sí, eso no quiere decir restar convicción ni sustancia en la crítica o en la caricatura.

-Pero siempre hay un mensaje detrás de las críticas…
Tabaré: Si eso significa una bajada de línea, no. Yo tengo una tendencia humanista y si me tengo que definir entre la izquierda y la derecha, soy un tipo de izquierda. Pero eso no me limita para mirar la realidad, si la izquierda se manda una cagada la voy a denunciar y si la derecha tiene una propuesta que está buena la voy a escuchar con atención.
Yamandú: El mensaje está siempre desde un nivel de horizontalidad. Compartimos convicciones profundísimas, dolores, alegrías, miedos, certezas. Escribimos con el corazón en la mano y lo metemos adentro de un papel...











"AGARRATE CATALINA: EL LIBRO"

Hace unos años la murga presentó un libro con su historia. Los autores son Yamandú Cardozo (¿había alguien mejor que él para contar a la murga por dentro? Creo que no...) y Valeria Tanco.
Con fotos, relatos y anécdotas el libro cuenta como es la Catalina por dentro y como vive cada uno de sus integrantes la experiencia de ver que aquel grupo de amigos que jugaba a ser murgueros hoy son los ídolos de miles de personas dentro y fuera del país.



(Artículo de Montevideo Portal, año 2010) 

"SALÚ, SALÚ..."

"Agarrate Catalina surgió en el año 2001 en el Encuentro de Murga Joven y a partir de ese momento no ha dejado de cantar y su ascenso ha sido imparable y a partir de ese momento no ha dejado de cantar y su ascenso ha sido imparable. Luego de dos años en los escenarios de la "movida joven" dio la prueba de admisión y participó por primera vez en el Concurso Oficial del Carnaval en el año 2003. En esa ocasión logró pasar a la Liguilla, mientras que en 2005, 2006 y 2008 obtuvo el primer lugar en el Concurso de Carnaval.
"Agarrate Catalina: el libro" es la historia oficial de este equipo de primera que sorprende año a añor con su espectáculo, con su poesía y su humor. Valeria Tanco y Yamandú Cardozo dan a conocer, desde dentro mismo de la agrupación, la vida de la murga más popular y más querida de los últimos años. El libro de la Catalina describe su nacimiento y toda la intimidad como una bitácora, con anécdotas, historias de vida, recuerdos y fotos que recorren estos años de existencia. La murga de la gente ya tiene su historia registrada".

FRAGMENTOS DEL LIBRO...

"Nos pasa muchas veces a los varones tímidos cuando nos enamoramos de nuestra mejor amiga. Como mejores amigos ocupamos un lugar privilegiado ante muchos otros, sabemos detalles, conocemos secretos, gozamos del beneficio de la cercanía. Pero cuando te das cuenta de que estás enamorado ese lugar no te alcanza y el beneficio se transforma en problema. No querés estar cerca de los detalles, querés ser los detalles, no querés saber quién es el novio, querés ser vos el novio. El lugar que tenía siendo utilero era buenísimo, era precioso, esdtaba cerca. Pero a partir de un punto, me di cuenta de que era eso, era el lugar del amigo. Y yo quería cruzar la línea de los micrófonos, quería pararme en la media luna, me moría con esa mina, yo no quería ser amigo, yo quería a la murga para mí". (Yamandú Cardozo)

"El otro día hacía dos horas que estaba durmiendo super profundo y Martín me vino a despertar diciéndome: "Bo, Yamandú pregunta si...". Y yo no sabía, no entendía porqué me estaba diciendo eso, porque pensé que yo era Yamandú y Tabaré era él. En ese momento en que me desperté de golpe no sabía quién de los tres era quién. Me costó un poco entender, hasta que pude razonar: "Martín sos vos, yo soy Tabaré y me estás hablando de Yamandú". Y después me quedé pensando todo el día en eso... De alguna manera lo que me pasó grafica nuestra relación". (Tabaré Cardozo).

"Hemos tenido la suerte enorme de que la gente haya recibido la cartita que mandamos adentro de la botella. Ojalá que no podamos parar de cantar, de hacer espectáculos, de girar por ahí, de conocer el mundo y toda la galaxia, pero en realidad no sabemos cuándo se va a terminar. Han sido quince minutos hermosos y aunque esos quince minutos al final duren toda mi vida, cada minuto puede ser el último. Por eso intento concentrarme en disfrutarlo. Además, la murga es hoy lo que hago y lo que hacemos muchos de nosotros para vivir, no solo para sustentarnos económicamente. Para vivir. Entonces todo lo que nos pasa lo vivimos con una intensidad y una felicidad que es difícil de explicar o trasmitir sin que los demás piensen que sos un loquito de la guerra. Yo ya no podría ir hacia otro lado, no concibo vivir sin la murga. Auqnue soy otras cosas, la Catalina me define. Yo armé mi vida en torno y junto a la murga. El otro día en una entrevista un periodista me preguntó: "¿Quién es Yamandú?". Y solo pude contestarle... soy el de la Catalina". (Yamandú Cardozo)





















TE PRESENTO A LA CATALINA!!!!

UNA MURGA DE AMIGOS


Para mí, son 17 artistas que cuando se juntan forman uno solo...


Tabaré Cardozo
Darío Prieto
Yamandú Cardozo
Matías Beracochea
Martín Cardozo
Darío Rabotti
Andrés Pazos
Maximiliano Porciúncula
Carolina Gómez
Victoria Gómez
Maximiliano Porciúncula
Diego Pérez
Aníbal Pazos
Eder Fructos
Levón Guiondjián
Leonardo Viana
Nicolás Minetti
Freddy “Zurdo” Bessio
Humberto “Samanta” Orique,
Nicolás Verde
Diego  Bustelo






lunes, 7 de abril de 2014

Un domingo de febrero del año 2005, a la tarde, escuché a mi madre que se reía a carcajadas en el comedor. Fui a ver qué era lo que la hacía reír tanto y cuando le pregunté me señaló el televisor. Estaban pasando la actuación en el Teatro de Verano de una murga que yo, hasta ese momento, no conocía. La verdad es que a mí no me gustaban las murgas, no entendía lo que cantaban ni me hacía gracia ese humor. Pero esta murga "nueva" me hizo reír con lo primero que escuché.
Estaban haciendo un cuplé (creo que el único que había visto completo en mis nueve años, porque me senté frente al televisor y ya no me levanté más) del "Pepe Mujica".
Recuerdo cómo me impresionó escuchar la imitación perfecta de la voz y la manera de hablar del Pepe (en aquellos años senador de la República) por aquel murguista que con una máscara con la cara del Pepe y copiandole los mismos gestos para mí "era" Mujica. 
Siguieron otros dos cuplés que hicieron que no me moviera del sillón. "Los jóvenes blancos" y "El sueño americano" me hicieron reír y lograron que se me pegaran pedacitos de las canciones en la memoria. 
Cuando terminaba la actuación y llegó la despedida "entendí" lo que era una murga. El recitado de un hombre gordo, de barba y pelo largo hizo que por primera vez...se me pusiera la piel de gallina. Fue la primera, no la única. Porque después de esa tarde cada vez que veo a... AGARRATE CATALINA (esa era la murga, hoy MI MURGA) me pasa lo mismo.
Cuando terminó el programa mi madre me dijo: "Primer premio...". Y adivinó: ese año Agarrate Catalina, o La Cata como le dice su hinchada, ganó el Primer Premio de Murgas con el espectáculo "Los sueños".
Esa barra de amigos que llegaba de la Murga Joven al Carnaval de los "grandes" ganó su primer premio y yo gané, esa tarde de febrero del 2005, cuando tenía solo 9 años, una murga para reír y emocionarme... mi murga... ¡LA CATALINA!